domingo, 28 de diciembre de 2014

La Dolce Vita. Parte 2

¿Cómo era posible que tan sólo dos besos y una mirada me hicieran mirar una y otra vez la tarjeta que me dejó aquel cocktelero ese sábado tarde de septiembre en Madrid?

- "¿Le escribo o dejo que la distancia y el tiempo borren la fuerza de algo que ocurrió en ese momento? Hay una magia que no se puede describir y que sólo la puedes tener cuando surge.  Es como si una energía distinta recorre tu cuerpo, una sensación que te esta hablando , te hace sentir algo bonito con alguien ajeno y  en ese momento es cuando dejas entrar en tu vida a alguien que hasta ese momento no formaba parte de ella.

Él decidió aquel sábado no dejarme escapar, me dio la oportunidad de volver, de empezar de 0, nadie sabía el que,una cita, una amistad, un romance relámpago, una relación con futuro... pero ahora era yo quien decidía si arriesgar y vivir o desprenderme de esa sensación como hacen los hojas de los árboles en otoño... irse para no volver.







Yo tenía ventaja, tenía su nombre, sabía donde trabajaba, podía buscarlo en las redes sociales y así lo hice. Quería saber un poco más de él, quería saber si tras descubrir más se perdería la magia de la incertidumbre o por el contrario se crearía la necesidad de volver a verlo.

Era guapo, cubano y actor... ¿Y se había fijado en mi? Por un momento sentí que quizás era una más en su lista pero como no soy una persona con prejuicios y me gusta conocer a la gente dejé de lado todos los contras, confíe en mi poder como persona y me lancé.







Varios mensajes, alguna llamada, todo esto seguía cultivando la magía, la ilusión de acercarse más y más... pero nos separaban casi 400km y los horarios no eran muy compatibles... yo tenía que volver a Madrid pero faltaban dos meses todavía, era mucho tiempo, muchas horas, muchos minutos. El tiempo jugaba a favor del olvido, dos almas independientes , vivas, con ilusión de vivir, cualquier segundo de cada día podía torcer ese destino y hacer que lo que podia haber sido quedara en un nunca fué.

Intentamos encontrar un punto de encuentro, él vendría a Valencia, nos veríamos aquí, pero parecía que el destino no quería encontrarlo, todo parecía complicado y la ilusión se desvanecía.

-"He perdido la ilusión de ir,  todo es complicado, quizás cuando vuelvas a Madrid será un buen momento para vernos..."

¿No podía creer que algo especial terminara de esta manera? Era un poco frío, dejé que pasaran los días y un sábado noche, con mis amigas, sentí la necesidad de escribirle una sonrisa, no quería que acabará así.





¿Cuál fue su respuesta? ¿Quizás fue una lucha entre su conciencia y su subconsciente? Era demasiado contradictorio, yo lo vi como un giro de 180 grados, pero su mensaje lo decía claro , había tanta fuerza en sus intenciones,  hizo que yo no dudara.

-"Vámonos a Venecia".
-"¿Cómo?"
-"Sí a Venecia".
-"Vale, ¿Por qué no?
-"Mañana te llamo y lo hablamos.

Iba a conocerle en otro país. ¿Tenía sentido lo que estaba pasando? Siempre existe el miedo a que algo no salga bien, a lo desconocido, pero la verdad que yo no sentía miedo, era un extraño pero yo no lo sentía así, sentía confianza, no había nada que me frenara. Sentía ganas de vivirlo, iba a viajar hasta una ciudad romántica como Venezia e iba a conocer a una persona que había despertado en mi  cierta ilusión. Quizás era arriesgado, pero yo quería vivir la oportunidad que me estaba dando la vida de vivir algo tan especial como era esto. Iba a tener una cita a ciegas en Venezia.






Pasó un par de semanas hasta que todo quedo cerrado, ya todo estaba decidido, horarios, vuelos, hotel.. aunque hubo un cambio de rumbo, ahora sería Roma, Roma era la ciudad que nos presentaría. En Roma nos volveríamos a mirar a los ojos. Volver a vernos era arriesgado, habría pasado mes y medio hasta ese momento y quizás ya no sería lo mismo. Pero ¿qué era lo peor que podía pasar ? que no hubiera magia y conociéramos una ciudad de la mano, como dos desconocidos con una misma inquietud, conocer un lugar nuevo. Roma.

Él saldría de Madrid y yo de Valencia, mi vuelo era un poco más tarde así que él me esperaría en llegadas...






Diooooooss que nervios solo quedaba un día para viajar y no sabía que meter en la maleta, no sabía que iba a pasar, siquiera sabía si él iba a aparecer...

Un llamada horas antes, era él, había un cambio de planes... su representante le había llamado para decirle que debía rodar el lunes, LLEGARÍAMOS SABADO POR LA NOCHE Y ÉL MARCHARÍA DOMINGO POR LA TARDE!! Menos de 24 horas, todo era contra reloj, otra vez sentí la sensación que todo era demasiado controlado, demasiado buscado, demasiado planificado.


Debía de comprobarlo por mi misma, debía ir y debía poner respuesta a todas mis dudas. Y así lo hice , estaba sentada en el avión, llegando a mi destino y descubriendo desde el cielo cada uno de los regalos arquitectónicos que tiene Roma... coliseo, foro romano, plaza de España...

Velas, restaurante, quesos,  lasaña, vino, musica, Trastevere, cena. Reímos, vivimos, disfrutamos, bailamos, conocimos Roma y todo en horas... horas que me hicieron entender que aquella persona me regaló un bonito momento en mi vida. Sí fue especial pero él marcharía para que yo siguiera viviendo  la historia de mi vida.

Y así es como Carbonara disfrutó de las calles de Roma con la mejor compañía, Sara. La persona que estará con ella siempre, en los buenos y malos momentos, con la que compartirá los miedos, a la que le contará todos los secretos , con la que logrará hazañas o se equivocará y a la que día a día y step by step irá conociendo cada día un poquito más.