... continuamos en lugares que nos frenan?
... acompañamos a personas que nos debilitan?
... nos conformamos con cosas que nos perjudican?
Llevo tiempo observando a mi alrededor, analizando las idas y venidas de las personas que me importan y sobretodo me he observado a mi misma. Es difícil entender como muchas personas somos conscientes de que algo no anda bien, de que ese camino no es el correcto y aun así cruzamos esa delgada línea entre el deseo, la necesidad, la adrenalina y lo malo, lo injusto y lo doloroso.
Unas veces son trabajos que no realizan, otras son parejas que no suman, circunstancias que no ayudan, al final la causa no es lo mas significativo, es sino la capacidad que tiene las personas de aguantar sufriendo las consecuencias.
Si tuviera que definir a cualquiera de los sujetos envueltos en estas bucles de indefinición, diría que son personas fuertes, decididas e incluso inteligentes que en casi todos los ámbitos de su vida son completas pero siempre existe ese hueco en sus vidas lleno de carencias, de vacíos y de decisiones débiles.
¿Cuál es el ingrediente que explica esto?
Pues sólo me cabe uno y es la ilusión, la ilusión porque se cumplan las promesas, la ilusión por conseguir las metas, la ilusión por compartir los momentos con la persona que quieren, la ilusión por mejorar como persona y la ilusión por ayudar a quien te importa y te necesita.
Mientas esta ilusión exista todo será posible, todo será para siempre, y nada ni nadie podrá decirte cual es el camino que debes andar.
Así que mientras exista esa ilusión, disfruta de ella, lucha, sacrifica, esfuérzate porque cuando se vaya, entonces sí ,ahí, será para siempre...
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